VI. Primer manifiesto de la Diputación tras su segunda instalación el 26 de mayo de 1820

La reinstalación de la Diputación Provincial de Jaén, tras la elección del pasado 22 de mayo, y la jura y toma de posesión de los diputados electos, debió llevarse a efecto el día 26, ya que ese mismo día, la corporación provincial en pleno emitió su primer manifiesto a los habitantes de Jaén y provincia, en el que inmediatamente da a conocer su instalación en ese día: “Después de seis años de males y trabajos vuelve hoy á renacer entre vosotros la Corporación Constitucional que elegisteis en el año de trece: Acaba de restablecerse la Diputación Provincial”.

Acto seguido, la Diputación esgrime a los habitantes de la provincia su particular visión de la anterior etapa absolutista, la grandeza del Monarca Fernando VII por haber caminado por la senda constitucional, y la misión fundamental del pueblo de a pie de comprometerse y consolidar con su fe, el sistema constitucional, si bien para esto último habrá que hacer sacrificios, allí donde más puede comprometer la salud y bienestar municipal, provincial y nacional, con la imposición de nuevos gravámenes fiscales: El sistema constitucional restablecido es forzoso afirmarlo, llevándolo á su perfección, y para hacerlo hay necesidad de algunos sacrificios, sacrificios gustosos y dignos siempre de los hombres libres e ilustrados. Nunca mas que en el día necesita el Estado recursos para mantener sus cargas, y nunca como ahora hay mas motivo para nuestras gustosas prestaciones”.

Junto a éste, un segundo objeto preocupa inicialmente a la recién instalada Diputación provincial de Jaén, consistente en el celo que debe extremar la población a la hora de elegir a sus representantes al cuerpo legislador, ya que de su actitud depende la consolidación del sistema o por el contrario, la desaparición del mismo y el advenimiento del más abominable de los absolutismos:“También se presenta a la Diputación otro objeto quizá de mayor interés y sobre el cual es preciso haceros prevenciones sencillas y candorosas. Las elecciones de representantes, dignos de sostener el nombre Español y el don preciso de la libertad civil de la Nación; he aquí lo primero, lo más grande y sagrado de las obligaciones del ciudadano amante del bien general (…)“¡con cuanto placer verá vuestra Diputación que la provincia de Jaén busca el mérito donde lo haya, prescinde de respetos, consideraciones y otras debilidades que podrían traernos males enormes de fatales consecuencias!. Es forzoso decíroslo todo: estamos en la crisis más peligrosa, y está en nuestras manos su feliz terminación. O la representación nacional que va a nombrarse es ilustrada y virtuosa, o las ocultas maquinaciones de agentes corrompidos contrarían los deseos del pueblo y la sacan desmoralizada y prostituída; en el primer caso vivid tranquilos, conciudadanos nuestros, y admirar la marcha majestuosa de una Nación libre que va a perfeccionar sus instituciones; pero en el segundo, si por desgracia se verificase, preparad las armas para defenderos del despotismo que ha de cebar su saña en vuestra sangre misma, y que no pudiendo contrariar las luces, ha de querer obscurecerlas con el humo que ella exale”.

Bibliografía:

  • Chamocho Cantudo, M.A."Evolución Institucional de la Diputación Provincial de Jaén (1813-1868)". Instituto de Estudios Giennenses, Jaén, 2008.
  • Chamocho Cantudo, M.A. "La Diputación Provincial de Jaén en el primer Estado constitucional". Instituto de Estudios Giennenses, Jaén, 2004.
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